Kartings y gaming: más allá de Mario Kart

¿Cómo comenzó la revolución de las carreras de kartings? Quizás haya sido en 1992 con Super Mario Kart de Nintendo, aunque otros apuntan a que inició antes, con el clásico de Atari de 1982, Pole Position, o incluso con Crashing Race, un juego de 1976 de Taito. En esta nota, un repaso por los orígenes y la historia de los “karting games” más importantes.

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El loco, loco mundo de los kartings

Ningún género de videojuegos genera más pasiones y enemistades como el de kartings, también llamado “mascot racers”. En este tipo de juegos, los conductores se atacan entre sí mientras corren, con armas y power-ups que pueden recoger en las pistas, haciendo que todo se vuelva muchísimo más caótico, aleatorio y entretenido.

A menudo esas pistas también están llenas de obstáculos. Como resultado, conducir no se trata sólo de hacer giros cerrados y pisar fuerte en las rectas, sino también de evitar trampas y disparos, mientras te alineás contra los corredores enemigos para usar tu propio arsenal.

La mayoría de estos juegos utilizan franquicias existentes, normalmente videojuegos que comenzaron en otros géneros. El caso de estudio más claro es el de Mario Kart, que nació como un spin-off de la saga de Mario.

Trailer original de Super Mario Kart (1992)

Apareciendo en la Super Nintendo en 1992, la serie ha tenido tanto éxito que tenemos versiones en todas las consolas y dispositivos portátiles de Nintendo posteriores, con al menos una entrega, con la excepción de Virtual Boy y Game Boy Color (los Mario Karts portátiles comenzaron a aparecer recién con la Game Boy Advance).

Actualmente existen más de 15 entregas de Mario Kart, siendo la más reciente el Mario Kart Live: Home Circuit (2020) para la Nintendo Switch. Una versión de realidad aumentada que utiliza coches que se conectan de forma inalámbrica a la consola, lo que permite a los jugadores experimentar una carrera de Mario Kart como si estuviera sucediendo en su propio living.

Crashing Race y el comienzo de una era

Pero vayamos un poquito más para atrás en el tiempo. Si bien todos los juegos de carreras de karts se remontan, por supuesto, a los inicios de los juegos de carreras en general, la primera aparición del combate como una mecánica de juego fue en el arcade de Taito de 1976, Crashing Race.

Los detalles son escasos, pero parece haber sido una carrera de dos jugadores para eliminar tantos otros autos como fuera posible.

Los juegos de carreras de arriba hacia abajo con peligros en la pista, power-ups temporales, misiles y/o diseños de pista más inventivos, como Super Cars (1990), Turbo Kart Racer (1991) y Micro Machines (1991), también pueden haber sido una influencia importante.

Micro Machines gameplay (PC, 1991)

Incluso antes que ese trío, Pole Position (1982) de Namco no tuvo combate, pero sí fue relevante porque inspiró al juego de Super Nintendo F-Zero (1990), el primero en presentar al mundo el famoso “Modo 7”, una característica de hardware que escala y rota rápidamente sprites 2D (con transformaciones afines) para dar la ilusión de pistas 3D.

Después del éxito de F-Zero, Nintendo centró su atención en un juego de carreras para dos jugadores. El problema era que la Super Nintendo no podía manejar las altísimas velocidades del F-Zero en un juego multijugador que utilizara el Modo 7, por lo que utilizó kartings en lugar de autos de carreras futuristas.

Trailer original para el F-Zero de la SNES

Uno de los primeros prototipos tenía solo un elemento: se podían usar latas de aceite para hacer que el otro conductor hiciera un trompo. Luego, el equipo decidió poner a Mario en uno de los karts… y así siguió un juego de carreras con temática de Mario.

La llegada de Super Mario Kart

Al combinar imaginativamente los típicos elementos de los plataformeros (potenciadores, monedas, obstáculos que evitar, vidas limitadas, enemigos que intentan matarte) con los de los juegos de carreras, el equipo creativo termino por crear un género nuevo.

Chicos, Super Mario Kart (1992) no se parecía a nada que hubiésemos visto antes. Hoy se ve bastante viejuno, pero fue una revolución absoluta en su momento. Podías saltar a través de abismos, quedar aplastado bajo un golpe en el Castillo de Bowser y usar una gran variedad de potenciadores.

También había un emocionante modo de batalla uno a uno y una pista psicodélica infame (y endemoniadamente difícil) llamada Rainbow Road, que se convirtió en una estampa de la franquicia.

Quien sea que esté manejando, ya es una leyenda…

Por supuesto, como suele ocurrir con todos los juegos que definen un género, Mario Kart fue copiado hasta el harzato. El primer vivo fue Sega, sacando Sonic Drift para la Game Gear, que no ofrecía nada nuevo más allá de la posibilidad de jugar en una pantalla portátil.

Ubisoft, ni lento ni perezoso, sacó Street Racer para la SNES en 1994. El juego superaba técnicamente a todo lo que se hubiera visto hasta ese momento e incorporaba un modo adicional que funcionó como una suerte de precursor de Rocket League en el que competías para meter una pelota de fútbol en un arco.

Karts… karts everywhere!

El ataque de los clones no se detuvo ahí. Miracle Designs lanzó Atari Karts (1995) en la desafortunada consola Atari Jaguar. Apogee (famosa por Duke Nukem) publicó el adorable Wacky Wheels que yo amaba de chico, un juego de 1994 para DOS con gráficos y diseño que a primera vista parecían sacados directamente de Super Mario Kart.

Ninguno de estos clones tuvo un impacto real en la industria, por lo que le correspondió a Nintendo encontrar una forma interesante de hacer avanzar el floreciente género. Entonces entró a la competencia Mario Kart 64 (1996), una increíble secuela que se sigue manteniendo intacta hasta el día de hoy.

Es cierto que los diseños de los cursos a menudo parecían demostraciones técnicas. El nivel del desierto tiene a un tren que lo atraviesa, por ejemplo, pero todo el resto del nivel está medio vacío. Tenemos que recordar que, para ese momento, el 3D aún estaba en pañales.

Mario Kart 64 y el nivel del desierto

Lo que no le podemos negar a Mario Kart 64 es el factor diversión. La Nintendo 64 se destacó por sus excelentes propuestas para cuatro jugadores. Y, en este sentido, meter carreritas en modo multijugador era tremendamente divertido.

Kartings y aventuras con Diddy

Los talentosos muchachos de Rare pronto le demostraron a Nintendo cómo evolucionar realmente al género: Diddy Kong Racing (1997) no fue un simple spin-off de Donkey Kong Country; sigue siendo, hasta el día de hoy, uno de los mejores exponentes del género.

Mientras que Mario Kart se deleitaba con la suerte y el caos, DKR era más un juego de habilidad y estrategia que incluía un muy copado modo aventura para uno o dos jugadores. Y, lo que es todavía más memorable, ofrecía la posibilidad de elegir entre tres tipos de vehículos.

Algunas pistas requerían un vehículo específico, pero la mayoría se podían abordar en el automóvil, avión o aerodeslizador que uno eligiera, y las tácticas, rutas y posibles atajos cambiaban en consecuencia. ¡Ningún otro juego similar ha desafiado las convenciones del género con tanta audacia!

Trailer promocional del Diddy Kong Racing para la N64

El género se llenó de propuestas muy rápidamente con el cambio de siglo. ¿Me creen si les digo que más de veinte juegos de kartings aparecieron en todas las plataformas entre 1999 y 2001?  La mayoría eran malardos, genéricos y súper olvidables: teníamos el del Pájaro Loco, Mickey Mouse, los Looney Tunes, South Park, los Muppets, los personajes de Nickelodeon, etc.

La mayoría de ellos eran terribles y se manejaban peor que un oxidado carrito de compras. Sólo uno logró impulsar realmente al género. ¿Quién habría dicho que el Crash Team Racing (1999), spin-off de Crash Bandicoot de Naughty Dog, sería tan bueno?

Crash Team Racing: el único héroe en esta historia

CTR se manejaba perfecto y se veía mejor todavía. La PlayStation tuvo finalmente un buen juego para competir con Mario Kart 64. En la opinión de este humilde servidor, Crash Team Racing es incluso mejor.

El juego de kartings de Crash tomó prestado el modo aventura de Diddy Kong Racing para contar una historia muy tonta sobre cómo salvar al mundo de un extraterrestre que quería convertir la Tierra en un estacionamiento, pero presentó un sistema de deslizamiento mucho más sofisticado.

CTR en la escena competitiva del speedrunning…

El gaming mobile y el futuro de los kartings

Por otro lado, el gaming mobile también tuvo sus exponentes. El primer juego de kartings destacado que llegó a los teléfonos es sorprendentemente anterior al iPhone. MGS Karting fue lanzado en 2002 para los Nokia Serie 60. Tenía gráficos 3D simples pero atractivos, varios corredores seleccionables, una docena de pistas, 10 potenciadores, multijugador Bluetooth y hasta modos de torneo y contrarreloj.

Mientras tanto, en las tierras de Nintendo, Mario Kart 7 (2011) puso la serie en 3D estereoscópico e introdujo vehículos transformables. A mitad de una carrera, si conducías por una rampa especial, tu karting se metamorfoseaba en un planeador o en un vehículo submarino durante un breve período.

También podías construir tu propio vehículo a partir de diferentes partes, una característica que se vio por primera vez en el olvidado (pero genial) Lego Racers de 1999.

Gameplay del Lego Racers

Sin embargo, su característica más fuerte fue un regreso concentrado a pistas estrechas y relativamente pocos rivales en la pista, lo que ayudó a devolverle la precisión al juego, que era la piedra angular del Mario Kart original.

Palabras finales

Más allá de estos títulos mencionados, ya no hay mucho más para decir sobre los videojuegos de kartings. El desarrollo de consolas es demasiado caro hoy en día para que se justifiquen las propuestas genéricas.

Sin embargo, todavía hay un lugarcito para el género, como lo demuestra el éxito de Mario Kart 8. Todavía sigue siendo el juego de la saga más vendido y ofrece mucha diversión a pesar de su continua dependencia en la suerte.

¿Y ustedes? ¿Cuál es su juego de kartings favorito? Y lo que es más importante: ¿se van a animar al primero torneo de Mario Kart 64 que propone Espacio TEC?

¡Nos leemos!

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Luciano “It´s a me” Sívori

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C64 a Fondo – 6502 vs 6510 Episodio 9 – 6502 con Display LCD

Continuamos este estudio comparativo del 6502 vs el 6510 conectando un LCD de 16 caracteres x 2 líneas y programándolo con un mensaje. Vamos a estudiar cómo conectar un VIA 6522 y un CIA 6526 al lcd HD4470U de Hitachi y utilizando nuestro 6502 y nuestro 6510 mostrar el texto “OsoLabs” en el display en dos maquetas breadboard simultáneas.

El LCD Hitachi HD44780U

Nuestro principal display es el LCD de Hitachi el mismo posee el siguiente diagrama esquemático.

Este LCD tiene 16 caracteres que se pueden mostrar en dos líneas y cada carácter puede ser de 5×8 o 5×10 puntos. Posee internamente el dibujo o font de varios tipos de caracteres que se eligen con valores correspondientes mayormente al ASCII. Estos caracteres incluyen el alfabeto tradicional, caracteres japoneses y símbolos. El LCD puede ser controlado por un procesador de 4 bits o uno de 8 bits, nosotros lo utilizaremos en modo 8 bits por estar usando la línea 6502/6510.

En cuanto a velocidad es compatible con un bus de datos de hasta 2Mhz, nosotros vamos a estar utilizando hasta 1Mhz el máximo de velocidad de nuestro 6510.

PinOut del LCD

El siguiente esquema muestra y explica el pin-out

VSS (Ground): conexión a tierra de nuestro LCD

VDD: conexión a 5 Volts +

VE: Pin de contraste, se conecta normalmente a un potenciómetro en su pin de polo y el otro pin va directo a tierra.

Register Select RS: Nos permite elegir si escribir al Instruction Register usando el valor 0 o al Data Register usando el valor 1

Read/Write : Permite escribir si el valor es cero y leer si el valor es 1

Enable: Comienza la lectura o escritura sacando los pines DB7 a DB0 de su modo de triestado.

DB7 a DB0: Bus datos para escribir o leer. En el modo de operación de 4 bits sólo se usando los pines DB7 a DB4

A : Ánodo (pin positivo +5 Volts) para encender la luz de backlight

K: Cátodo (pin negativo 0 Volts) para encender la luz de backlight

Cómo leer y cómo escribir nuestro LCD

Hay tres pines que funcionan para poder leer o escribir los registros internos y la pantalla de nuestro LCD, estos son RS, RW y E. En la siguiente Tabla especificamos cómo realizar cada operación.

RS = 0 /R/W = 0 E=1 permiten enviar una instrucción al LCD, escribiendo el instruction register

RS = 1 /R/W = 0 E=1 permiten enviar datos al LCD, escribiendo el data register.

Generalmente el valor del pin Enable se usa como un Toggle o pulso y este se dispara cuando ya tengo todos los datos de los demás pines (RS, RW y DB7 a DB0) estables y con valores correctos.

Instrucciones internas del LCD

El LCD posee instrucciones internas que sirven para desde limpiar la pantalla o elegir el ancho de los caracteres hasta encender o apagar el display, las mismas estan explicadas en la siguiente tabla:

El formato de estas instrucciones es:

Valor del pin RS,

Valor del pin /R/W,

Una cantidad de ceros y luego un 1 para identificar la instrucción en los pines DB7 a DB0,

El resto después del 1 que identifica la instrucción, son los parámetros de la misma.

Por ejemplo la instrucción Display on/off control que controla tres funciones de nuestros display está codificada de la siguiente forma:

RS/R/WDB7DB6DB5DB4DB3DB2DB1DB0
0000001DCB

El valor RS es cero para indicar que estamos escribiendo al instruction register del LCD

El valor /R/W es cero para indicar que es una escritura

La instrucción está indicada por los pines DB7 a DB3 y es 00001

El pin DB2 es un parámetro que indica si prender o apagar el display

El pin DB1 es un parámetro que indica si está prendido o no el cursor

El pin DB0 es un parámetro que indica si el cursor parpadea o no

Si quisiéramos que el display esté prendido, mostrando el cursor y que este no parpadee enviaríamos la siguiente secuencia

RS/R/WDB7DB6DB5DB4DB3DB2DB1DB0
0000001110

Inicializar nuestro LCD

Para poder empezar a enviar letras a nuestro LCD primero debemos inicializarlo, el datasheet nos indica una secuencia de inicialización que vamos a analizar.

El primer paso es conectar al suministro eléctrico de 5 volts a nuestro LCD, para esto no necesitamos ninguna instrucción solo conectar correctamente los cables.

El segundo paso es enviar la instrucción Function Set que en este caso elige la operación del display como 8 bits (usa todos los pines de DB7 a DB0), una sóla línea y formas de caracteres de 5×8 puntos.

RS/R/WDB7DB6DB5DB4DB3DB2DB1DB0
00001100N/AN/A

El tercer paso es enviar la instrucción Display on/off control donde indicamos prender el display, mostrar el curso y que este no parpadee.

RS/R/WDB7DB6DB5DB4DB3DB2DB1DB0
0000001110

El cuarto paso y último paso en la inicialización es enviar la instrucción Entry Mode Set para decidir cómo es que vamos a mostrar los caracteres en este caso decidimos que después de mostrar una letra corra el cursor un lugar a la derecha

RS/R/WDB7DB6DB5DB4DB3DB2DB1DB0
0000000110

Finalmente ya estamos listos para escribir nuestra primera letra.

Escribiendo una letra en nuestro LCD

Al tener preparado ya nuestro LCD para recibir nuestra primera letra, el mismo espera la información en código ascii explicitado en los pines del DB7 al DB0 por ejemplo, a continuación la tabla de caracteres del lcd.

Para escribir la letra H mayúscula por ejemplo vemos que la combinación es 0100 1000 com lo que deberemos enviar estos valores:

RS/R/WDB7DB6DB5DB4DB3DB2DB1DB0
10001001000

El valor RS es 1 para indicar que estamos escribiendo al data register del LCD

El valor /R/W es 0 para indicar que es una escritura

En los  pines DB7 a DB0 espera el dato a escribir en memoria y es 01001000

Cómo funciona el CIA en la Commodore 64

La Commodore 64 posee dos CIA 6526 pero ninguno está conectado a un LCD, utilizando al chip VIC2 y  un modulador de RF la Commodore puede comunicarse con monitores con su salida de video y a televisores con su salida RF, en una futura entrega vamos a desarrollar el funcionamiento del chip VIC2.

Estudio visual

Para poder estudiar visualmente como conectar el LCD a nuestros procesadores y CIAs/VIAs y como programarlo en assembler para mostrar un mensaje  les dejo esta video que complementa al artículo.

LCD con 6510/CIA y 6502/VIA – 6502 vs 6510 Parte 9

Referencias

A continuación les dejo algunos links donde profundizar el tema:

VIDEOS

Video de la serie 6502 vs 6510 Parte 9 – LCD con 6510/CIA y 6502/VIA

LCD con 6510/CIA y 6502/VIA – 6502 vs 6510 Parte 9

Aquí tienen acceso a toda la serie:

6502 vs 6510 estudio detallado y comparación 

Aqui tienen acceso a todos los artículos publicados en Espacio Tec

Artículos en la serie C64 a Fondo

A continuación les dejo los links a los artículos anteriores de la serie

Introducción

Parte 1 – El módulo de reloj

Parte 2 – Pinout 6510 y 6502

Parte 3 – Codeando a Mano la Primera Instrucción de Código Máquina

Parte 4 – Primer Programa desde EEPROM

Parte 5 – I/O Pins del Procesador

Parte 6 – MOS 6503 Una Rareza

Parte 7 – VIA MOS 652 Interfaz con periféricos

Parte 8 – MOS 6526 CIA Interfaz con periféricos reloaded

PAPERS

W65C02S 8–bit Microprocessor 

6510 MICROPROCESSOR WITH I/O 

6502 Instruction Set 

​​HD44780U (LCD-II), (Dot Matrix Liquid Crystal Display Controller/Driver) 

Y como siempre la serie de Ben Eater del 6502

Build a 6502 computer | Ben Eater 

Todos los ejemplos de código de los videos los pueden encontrar en:

https://github.com/carlinhocr/6502_vs_6510

¿Por qué amamos al Monkey Island? Una carta de amor colectiva

Cuando aprendí a bordar en punto cruz en el 2015, mi primer proyecto fue bordar a LeChuck del Monkey Island 2. Me parecía increíble que las crucecitas del punto cruz fueran como pixeles, lo que me permitía hacer aparecer en la materialidad y tocar todos los pixelitos suaves de algodón que quisiera.

Lo hice para practicar “mini punto cruz”, que es como el punto cruz pero en una tela de trama mucho más apretada donde los pixelitos quedan en versión “mini”. Subí la foto a las redes y en seguida un montón de personas me escribieron para decirme cuánto les gustaba lo que había hecho, algunos estaban incluso interesados en comprármelo.

En ese momento descubrí que al contrario de lo que pensaba, no solo a mi hermana y a mí este juego nos había marcado la vida. En 1995 cuando jugué The Secret of Monkey Island, en mi clase nadie jugaba videojuegos, no eran populares. Compartía la alegría con mi hermana y con mi viejo, que volvía de trabajar y se sentaba con nosotras en la computadora a jugar. 

Mi primer bordado de LeChuck

Cuando nos trabábamos en una parte, era imposible avanzar. Sin internet, sin compañeros de clase que lo jugaran, nos quedaba la prueba y error eterna hasta entender qué había que hacer.

Me acuerdo que en el Monkey Island 2 estuvimos una semana encerradas en la prisión, hasta que entendimos que podíamos “abrir” el “colchón” y que debajo se encontraba el huesito para atraer al perro que tenía la llave en la boca. 

El nivel de felicidad de sentarme y abrir el juego, entrar en ese mundo fuera del mundo real, sumegirnos en islas, ser libres y hacer travesuras (como meterte por la ventana en la cocina del bar de la Scab Island y bardearle la vichyssoise al pobre cocinero).

Casi 10 años después de ese primer LeChuck en mini punto cruz me animé a publicar para la venta los bordados en Regina Azteca y al día de hoy tengo siempre pedidos activos. Pero lo más hermoso es cuando, casi de refilón, me cuentan sus experiencias con el juego: muchas veces me encargan un Guybrush para regalar a un hermano o hermana con quien jugaban en la infancia. Afloran recuerdos y sonrisas, la mejor versión de la nostalgia que me permite conectar mi infancia (esa que viví en soledad) y la infancia de quienes me compran un bordadito.

Pero si a lo largo de nuestras vidas jugamos tantos videojuegos (porque sabemos que el Monkey Island no fue el único), ¿qué hace tan especial a éste? ¿Por qué 30 años después seguimos jugándolo, recordándolo, escuchando su música, repitiendo sus chistes?

No tengo la respuesta a esta pregunta. No la encontré tampoco buscando en Google artículos en blogs, que los hay muchos pero todos se dedican a describir las maravillas de los juegos. ¡Sí! Fueron juegos increíbles, pero ¿por qué sobreviven en nuestro corazón con tanta fuerza? No lo podemos explicar simplemente con calidad gráfica, inteligencia, humor y nostalgia.

Hay algo más. 

Voy a espolvorear este artículo con algunas de las experiencias de las mas de 200 personas que respondieron a un pequeño Google Forms que hice circular por diversos foros (tuve respuestas en diferentes idiomas, por lo que algunas de las que aparecen están traducidas).

Se habla mucho de nostalgia cuando pensamos en estos juegos. Será el timing, cuando salió el The Secret of Monkey Island, la mayoría tendríamos entre 5 y 12 años; esa época de la vida donde uno está plenamente consciente, atento y receptivo. En ese momento, resultaba increíble tener la posibilidad de interactuar con tecnología, reírnos con los chistes, descifrar los puzzles, enamorarnos de la música (todavía hoy cuando escucho el tema de Elaine se me aprieta un poquito el corazón), llegar a final y empezarlo de nuevo.

Jugamos a otros juegos. Yo recuerdo al King Quest, por ejemplo. Al Indiana Jones, Loom. Muchos. Pero había algo en el Monkey Island que iba más allá y salía de la pantalla, o mejor dicho, lograba sumergirte en ella y realmente recorrer las islas, conocer a sus habitantes. Algo de la noche perpetua de Mêleé Island, de recorrer sola la ciudad de noche, dar la vuelta, cruzarme con los hombres de baja moral, charlar, seguir camino, entrar en el shop de la Voodoo Lady. Creo que sentía una libertad que a mi edad era imposible de experimentar. Y evidentemente, Guybrush era un personaje lo suficientemente hábil para que nos sintiéramos plenamente identificados con él. Sus aventuras y sus ansias de crecer y ser un temible pirata, eran también las nuestras.

En el blog de Ron Gilbert se encuentra un artículo que escribió en 1989, cuando estaba desarrollando el Monkey Island. Se llama “Por qué las aventuras gráficas apestan”. Ahí dice que prefiere “los juegos en los que el ritmo es lento y la recompensa viene por el ejercicio de pensar y descifrar, más que por la rapidez de los reflejos. Para mí, el elemento que da vida a las aventuras gráficas son las historias en torno a las que se tejen”. Habla de la experiencia inmersiva de un buen juego y su capacidad de absorberte y sumergirte en su mundo, y también de cómo esto se puede romper cuando por cualquier pavada tu protagonista se muere en un accidente (Sierra, ejem). ¿Cómo conseguir un entorno lo suficientemente seguro, que te sumerja, pero que a la vez sea desafiante?

El artículo de Ron Gilbert publicado en 1989

Pienso en el hotel de Scab Island… sabés que no te podés morir, pero ¿se acuerdan de haberse colado en la habitación de Largo LaGrande?, ¿la sensación de que podía entrar en cualquier momento y echarte… o peor? Todavía siento el apuro de revisar su habitación lo más rápido posible, porque venía el loco este, y era de temer. 

El Monkey Island fue revolucionario en este sentido, porque todos los juegos anteriores involucraban en algún momento la posibilidad de morir, obligando al jugador a salvar a cada rato. Incluso el Indiana Jones and the Last Crusade, del propio Gilbert tenía estas mecánicas de juego.

Ron en el 1989 mientras estaba cocinando el Monkey Island decía: “Por regla general, los juegos de aventura deberían poder jugarse de principio a fin sin morir ni salvar la partida, si el jugador es lo suficientemente cuidadoso y observador”. Lo incorporó en los siguientes títulos, en ningún Monkey Island no te podés morir.

La ironía omnipresente de incluir una fake death al estilo Sierra

Dave Grossman cuenta que creó la animación del borde del acantilado del que te caés y te “morís” en The Secret of Monkey Island pensando que se había perdido una reunión donde habían inventado un puzzle, porque vió que “había una especie de línea en el borde de la roca” y pensó que era una grieta: “esa misma noche, hice una versión diferente animando la roca para que se cayera, puse toda esta cosa elaborada en la que el acantilado se desmoronaba. Luego inventamos la excusa de que había un árbol de goma ahí abajo en el que Guybrush rebota y sobrevive. Pero no sin antes mostrar la parodia del mensaje de Sierra que dice: ¡Oh no! Lo siento, has muerto. No, ¡jaja! Este no es ese tipo de juego, es un juego de Lucasfilm.”

Para el Monkey Island, LucasFilm Games comenzó a implementar una técnica de gráficos que incluía una especie de trama entre los píxeles llamada dithering, que mezclaba los 16 colores existentes al momento, logrando imágenes con gradiente y profundidad. Los videojuegos anteriores tenían bloques de color sólido (de 8 colores algunos, otros 16) que hacían que los ilustradores, que eran artistas que no se especializaban en computación, tuvieran que explotar la creatividad al máximo, solo para alcanzar imágenes más o menos genéricas.

Los cielos de Steve Purcell y Mark Ferrari respectivamente

Los desarrolladores del Monkey Island cuentan que una vez que comenzaron a implementar el dithering -gracias al artista atrás de Loom, Mark Ferrari-, los fondos empezaron a verse cada vez más diferenciados; ya no podían repartirse el trabajo entre varios, porque cada artista estaba logrando escenas con un estilo singular. Resolvieron darle los fondos de Mêleé Island y similares a Ferrari, los de la Isla de Monkey Island a Steve Purcell. Una vez que lo divisás, es imposible no darte cuenta de las diferencias de estilo.

Jojo the monkey

¿Y la música? Mi viejo (el que nos trajo la versión pirateada que le había prestado un compañero de trabajo) tiene, a sus 72 años, de ringtone la intro del Monkey Island. Mencioné antes el tema de Elaine, ¿y la música de Mardi Grass de Booty Island?, la que suena de fondo en el Scumm Bar, el piano del monito en el bar de Scab Island… Es absolutamente memorable y hermosa. El creador de todo esto es Michael Land, un músico amante de la música renacentista que estudió programación y música electrónica en Harvard.

Guybrush Threepwood es también uno de los motivos por los que amamos tanto este juego. Ron Gilbert creó un protagonista que no era un pirata (pero pretendía serlo) en un mundo de piratas: “el jugador también está en esa situación, no es un pirata experimentado. Está muy bien lanzar al protagonista a un mundo que desconoce, porque el jugador tampoco sabe lo que está pasando. Así, ambos pueden aprender al mismo tiempo sobre lo que es ser un pirata. Tanto fue así que la primera frase de Monkey Island es Me llamo Guybrush Threepwood y quiero ser pirata”.

“La idea de un chico común que no tiene nombre, ni porte, ni la barbarie de un pirata quiera ser uno es gracioso. Te hace desear que lo logre”.

“El personaje principal es adorable, se orienta hacia el bien, a menudo fracasa, pero nunca deja de intentarlo”. 

Concept art original de Scab Island

Creo que puedo construir algún tipo de respuesta para la pregunta de este posteo. Es la música, los gráficos, la nostalgia, los personajes, el humor, la atmósfera, la temática, todo junto, todo mezclado en un Mix and Mojo inolvidable. Pero hay un elemento más. Mike Ferrari (el del dithering de los gráficos) lo explica de una manera hermosa. Para él, la inmortalidad del juego le pertenece a la historia

“La razón por la que estos juegos son clásicos, más que el motor SCUMM, o el arte, o cualquiera de los demás aspectos, es porque su ejercicio en la narración era muy bueno. Cuando alguien se sentaba a jugar estos juegos, se veía envuelto en lugares extraños, conocía gente interesante, entablaba relaciones, resolvía puzzles, descubría misterios… Para el jugador, era un gigantesco trabajo de ejercicio creativo mental y emocional”.

“La gente no entiende que toda su existencia se basa en la narración, pero es así”, continúa Ferrari, “quizá ese sea el verdadero secreto de Monkey Island”

Armando este artículo, me topé con innumerables experiencias interesantes que no quiero dejar afuera. Agrupo algunas y las dejo acá abajo, como testimonio y como carta de amor a este pequeño inmenso universo de piratas.

TSoMI corriendo en una Amiga 2000

Sobre la interacción con tecnología nueva:

“Recuerdo el asombro ante la novedad del objeto físico que representa una computadora. Monitores gruesos, curvados y cubiertos de estática, teclados pesados y toscos, todos los ruidos que hacían las computadoras antiguas al crujir, rechinar y zumbar. Además, la diversión sin fin de experimentar y hacer cosas al azar dentro de los juegos… Simplemente vivir en el mundo y caminar y mirar las cosas… Cuando eres adulto, entiendes mucho mejor los objetivos y el propósito de un juego, te centras en progresar y completarlo, pero cuando eres niño, simplemente juegas y lo disfrutas por lo que es en ese momento. No buscas realmente el objetivo de completarlo, ni siquiera entiendes cuál es el propósito del juego, simplemente existes en el mundo, vives con tu propio mundo”.

“Recuerdo muy bien la primera vez que jugamos. Mis padres y yo nos quedamos absolutamente atónitos con el sonido y los gráficos. Nos reímos mucho, ese tipo de juegos y humor eran totalmente nuevos. Tener un PC fue una sensación revolucionaria. Debido a las leyes sobre el juego en Alemania, en los años 90 no había salones recreativos donde los niños pudieran jugar (por ley, las máquinas recreativas tienen que estar al lado de los tragamonedas de los casinos, donde no se admiten niños por razones obvias). Había que ser lo suficientemente rico como para tener una consola y un televisor en color, o bien tener dinero y conocimientos de inglés y tecnología para un PC. Mis padres eran bastante pobres y no tenían conocimientos, pero estaban convencidos de que su única hija necesitaba crecer con esta tecnología que pronto se convertiría en algo importante. Los juegos eran lujosos y, sobre todo, jugar con una PC era algo más bien de adultos, de ricos, algo muy raro para los niños de mi edad en aquella época. Y comparado con los juegos de Gameboy o NES que conocíamos por los vecinos, para nosotros era una era de entretenimiento totalmente nuevo. Un amigo de mi padre le prestó su copia de MI, no teníamos videojuegos propios. Cuando pienso en cuando jugué MI por primera vez, hay una mezcla de emociones absolutamente salvaje, la emoción por conseguir una PC por nuestra cuenta, las cosas mágicas que ocurrían en la pantalla, la alegría por conseguir por fin que todo funcionara y pasar un raro tiempo libre con mis padres, que trabajaban duro, y hacían todas estas cosas raras de las que no tenían ni idea y estaban totalmente estresados por ello, sólo por mí.

“Mis viejos le compraron una compu usada a alguien, era de esas que la CPU era ancha y bajita. Nos la dieron para el día del niño de 2002. Cuando la chusmeamos para ver qué tenía en las carpetas del disco C, encontramos dos ejecutables que decían monkey.exe y monkey2.exe. Ejecutamos el primero y no podíamos creer que la compu haya venido con jueguitos instalados. Fue el mejor día del niño del que tengo recuerdo”.

“Tenía una Amiga 500 y era hija única: Guybrush me hacía un montón de compañía”.

“Jugar al MI 1 en la casa de unos compañeros del colegio, en un monitor monocromático. tratando de llevar el grog en los vasos hasta la cárcel”. 

Sobre las mecánicas de juego:

“Recuerdo que fue el primer juego que me contaba chistes de verdad. También que me contaba una historia. En definitiva, fue el primero que estaba escrito, dirigido y fotografiado como si fuera una película. El primero que se sentía como arte. Fue el primer mundo complejo con el que pude interactuar y sentir que lo habitaba”.

“En comparación con Maniac Mansion, Gilbert había añadido dos nuevos sistemas en el juego que te daban pistas sutilmente. Uno eran los árboles de diálogo: si charlas con la gente hasta agotar el diálogo, suelen darte pistas. Otro es el sistema de dinero”.

“Es una clase magistral de buen diseño y estética. Incluso si no sueles jugar a aventuras point and click, el arquetipo del pirata es reconocible al instante, y el tipo de humor es muy universal. Es la definición del encanto”.

“Es una obra única, realizada por muy buenos desarrolladores, diseñadores y compositores de música que fueron pioneros en lo suyo. Todos ellos dispusieron de una enorme cantidad de tiempo y dinero para terminar el juego. Fueron totalmente libres en sus decisiones y crearon un producto en el que todo encaja a la perfección”. 

Concept art original del MI2

Anécdotas preciosas: 

“Me gustaban los diálogos, pero me daba miedo LeChuck”.

“Jugábamos con mi tía y mi hermana al MI1, y nos quedamos atascadas en un puzzle durante horas. Mi abuela, que pasaba por la habitación con un cesto de la ropa sucia, sugirió usar el pollo de goma para resolver el puzzle. Al principio lo descartaron por ser una vieja que no entendía de juegos y pensaron que la idea era descabellada, pero finalmente utilizaron el pollo de goma para ver si resolvía el puzzle. Como no esperaban que ocurriera nada, no lo podían creer cuando oyeron que la memoria del viejo PC giraba, indicando que algo nuevo estaba a punto de ocurrir. Así es como mi abuela nos ayudó a pasar el Monkey Island”.

“Solía intentarlo todo, a veces dándole vueltas en la cama antes de irme a dormir. Una vez me desperté con la solución (que más tarde se demostró correcta) al puzzle del gran árbol de Booty Island en el MI 2”.

“Iba al puesto de diarios y le pedía al kiosquero si podía darle un vistazo a las revistas PC JUEGOS que tenían soluciones.

“Mi padre tenía un amigo que lo había jugado y lo mandaba al bar con preguntas. Al final del juego creo que llamé dos veces al teléfono de pistas”.

“Nos llamábamos por teléfono con nuestros amigos, a veces a altas horas de la noche, para disgusto de nuestros padres”.

“Tenía una copia pirata. No se podía guardar la partida, así que había que empezar desde el principio”.

“Le tenía un miedo tremendo a LeChuck al final del MI2”. 

“Mi hermana y yo éramos tan pequeñas que no sabíamos leer. Nos sentábamos en el regazo de mi padre y él nos leía todos los diálogos. Nos turnábamos para clickear el mouse”.

“Recuerdo que mi padre trajo The Secret of Monkey Island a casa porque alguien del trabajo se lo había mencionado. El juego era una copia pirata, en blanco y negro y sin sonido. Me gustó tanto que mi padre me compró una copia legal, y luego Lechuck’s Revenge. Cuando tenía unos 7 años me hice un Guybrush enorme de cartón y me lo llevé al colegio; otra niña le dibujó un pañuelo y me hizo llorar. Guybrush y Elaine se convirtieron en mis amigos imaginarios durante varios años. Siempre he tenido una intensa cercanía a los juegos, y sé que siempre la tendré”.

“¡El miedo que me daba la forma en la que caminaba LeChuck en el MI2!”

“Si quisiera contar una anécdota, se me viene a la mente mi padre leyéndome los diálogos cuando era muy chico y que en vez de decir “LeChuck” decía “Lecuk”. Así que para mí, durante muchos años fue Lecuk”.

“Las veces que veía jugar a papá y le daba sugerencias. El libro con las soluciones, la rueda de papel, la computadora vieja”.

“Compartir con amigos dónde había llegado o se había bloqueado cada uno”. 

“Para un chico que jugaba solo, resolver los puzles podía llevar mucho tiempo. A veces te quedabas atascado durante semanas, entonces imaginabas cómo sería la continuación de la historia, el final…, y casi escribías una historia sobre lo que habías imaginado”.

“Volver del colegio y jugar con mi hermana intentando hacer de todo para avanzar con lo historia”.

“Me divertía mucho y siempre lo jugábamos con mi hermanita, yo al teclado obvio”.

“Recuerdo estar ratos largos en la compu con mi papá jugando los fines de semana, él intentando descifrar los acertijos, yo de a ratos ayudaba pero me entretenía más con los fondos, la música y los personajes. Amaba a Stan, todavía hoy lo tengo de referencia para describir a personas demasiado expresivas. También recuerdo preguntarle a mi papá sobre cosas que aparecían o qué significaban algunas palabras (como almorranas jaja)”.

“Días de hablar por teléfono con un amigo, pasando el juego entre los dos, cada uno desde su casa con su computadora, probando cosas y tratando de avanzar a dúo”.

“Fue mí primer juego de chica casi repito tercer grado por quedarme despierta jugando toda la noche. Entonces me dormía en clase. Aprendí palabras en inglés porque teníamos esa versión pirateada y en el colegio se pensaban que era muy inteligente y bilingüe”. 

“La experiencia de jugar sin una guía. En ese tiempo las aventuras gráficas eran muy desafiantes ya que no había muchas pistas dentro del mismo y una vez que lograbas un avance por pequeño que sea era una sensación de triunfo increíble”.

“Recuerdo mí familia reírse intrigada al escucharme hablar por teléfono de un pollo de goma con polea”.

Escribí este artículo basándome en experiencias personales propias y de muchos desconocidos en internet, además rescaté entrevistas a los desarrolladores de un documental de oneretrotip en YouTube, y utilicé fragmentos del blog de Ron Gilbert, grumpygamer.