Aquellos años felices

Nota adaptada a partir de un artículo de PC USERS N° 174

Recuperado por Seba Gurvitsch / Gavilan

(“Coleccionista y usuario de home computers desde los 80. Miembro activo de la comunidad de Commodore Amiga en Latam, amigo y voluntario del Museo Espacio TEC”)

Una vieja y popular canción de Sui Generis comienza diciendo: “Hubo un tiempo que fue hermoso, y fui libre de verdad…”. Algo parecido deben pensar quienes se iniciaron en la computación hace más de 15 años.

Hoy, en un mercado dominado por clones de PC y donde parece que ya no hay rivales a la vista, la informática está lejos de aquella época que muchos recuerdan como la edad dorada de la computación.

En esos años, sistemas de 8 y 16 bits convivían y competían de manera armoniosa. Había para todos los gustos. Y, sobre todo, no hacía falta tener una Pentium con velocidades imposibles, una placa de video de un giga o un disco duro de un petabyte para ser feliz.


Retrocomputación: cuando las PC´s eran las de antes

“Todo lo que puede ser inventado, ya fue inventado.”
— Director de la Oficina de Patentes de EE.UU., 1899

El 27 de junio de 1972, Nolan Bushnell y Ted Dabney, con apenas 500 dólares de inversión, fundaron Atari en Santa Clara, California. El nombre lo tomaron de una jugada del Go! que significaba algo así como un “jaque mate”.

Tras conocer la Magnavox Odyssey, Bushnell se convenció de que podía hacer algo similar, pero mejor. En noviembre de ese mismo año, Atari lanzó su primer producto: Pong. A los pocos meses, las máquinas arcade de Atari dominaban el mercado.

En 1975 llegó la versión hogareña del Pong, el regalo más pedido por los chicos esa Navidad. Un año más tarde, Bushnell vendió Atari a Warner Communications por 28 millones de dólares, asegurando así el desarrollo del Video Computer System (VCS), luego conocido como Atari 2600.

Mientras tanto, dos jóvenes llamados Steve Jobs y Steve Wozniak fundaban Apple y presentaban la Apple I y II, basadas en el procesador MOS 6502.


Coleco: la segunda en discordia

En 1982, la Connecticut Leather Company —más conocida como Coleco— lanzó la ColecoVision, una consola de tercera generación con gráficos y sonido sorprendentes para la época.

Uno de sus grandes logros fue conseguir los derechos de Donkey Kong frente a Atari y Mattel, aunque debió pagar regalías a Universal Studios por las similitudes con King Kong.

Coleco llegó a tener más de 100 cartuchos disponibles y hasta un polémico módulo de expansión que permitía jugar a los títulos de Atari 2600. Pese a eso, la empresa quebró en 1984, arrastrada por la crisis del videojuego.


Y en el comienzo fue el Pong

“No hay ninguna razón por la que alguien querría tener una computadora en su hogar.”
— Ken Olson, fundador de DEC, 1977

El lanzamiento de la Atari 2600 en 1977 marcó el inicio de la revolución hogareña: se vendieron más de 25 millones de unidades en todo el mundo.

Al mismo tiempo, compañías como Tandy, Commodore y Apple presentaban sus primeras computadoras personales. En 1979, Atari mostró sus modelos 400 y 800, mientras Texas Instruments competía con la TI-99.

Del otro lado del Atlántico, Clive Sinclair sorprendía con la ZX-80, pequeña y económica, que sería la puerta de entrada a millones de hogares europeos.


La BBC Micro y la alfabetización digital

En 1982, el Reino Unido lanzó un proyecto educativo inédito: la BBC Micro, fabricada por Acorn, que se convirtió en la computadora más usada en escuelas británicas.

El objetivo era alfabetizar en informática a los jóvenes, y el impacto fue tal que se vendieron más de un millón de equipos. Uno de sus legados más grandes fue haber visto nacer allí a Elite, uno de los videojuegos más influyentes de la historia.


Spectrum y Commodore: los gigantes de los 8 bits

Mientras Sinclair presentaba la ZX Spectrum, con su teclado de goma y 48 KB de RAM, Commodore lanzaba la máquina que cambiaría todo: la Commodore 64.

Con gráficos y sonido avanzados gracias a sus chips VIC-II y SID, y un precio accesible, la C64 se convirtió en la computadora personal más vendida de la historia, con más de 30 millones de unidades.


El estándar MSX: el intento japonés

Para resolver la falta de compatibilidad entre sistemas, en 1983 nació el MSX, un estándar promovido por ASCII y Microsoft. Más de 40 empresas, entre ellas Sony, Philips y Yamaha, fabricaron equipos compatibles.

El MSX fue especialmente popular en Europa, Sudamérica y Rusia, aunque nunca logró imponerse en Estados Unidos. Su biblioteca de juegos, con clásicos de Konami y Sega, lo convirtió en leyenda.


El salto a los 16 bits

A mediados de los ’80 aparecieron máquinas que marcaron otra era: el Atari ST y, sobre todo, la Amiga 1000 de Commodore, lanzada en 1985.

“¡Sólo Amiga lo hace posible!”

La Amiga combinaba gráficos increíbles, sonido estéreo y una arquitectura adelantada a su tiempo. Su popularidad derivó en modelos como la Amiga 500 y 2000, que dominaron los 16 bits.

Al mismo tiempo, Apple con su Macintosh y, más tarde, IBM con sus PCs, comenzaban a marcar el futuro.


El reinado de las PCs

En 1981 IBM lanzó la IBM 5150, la primera PC. Su apertura técnica permitió que otros fabricantes hicieran clones, y Microsoft, con su sistema operativo DOS, puso la piedra fundamental de lo que vendría.

Durante los ’80 llegaron procesadores cada vez más potentes: 286, 386, 486… y con ellos las primeras placas VGA, las placas de sonido y, finalmente, la llegada de Windows.

En los ’90, con Atari fuera de competencia y Commodore en bancarrota, las Pentium marcaron la victoria definitiva de la PC.


El fenómeno del abandonware

Con el tiempo, muchas de esas máquinas quedaron en el olvido. En los ’90 surgió el concepto de abandonware, para referirse a software y juegos de empresas desaparecidas o que ya no daban soporte.

Aunque su legalidad sigue siendo discutida, permitió preservar miles de títulos y acercarlos a nuevas generaciones.


Retrocomputadoras más allá del 2000

Hoy, pese al dominio absoluto de las PCs, existe un nicho apasionado de usuarios que siguen usando y expandiendo sus Commodore, Amiga, Spectrum y Atari.

Gracias a emuladores, foros y hardware moderno compatible, la retrocomputación mantiene vivo un espíritu que parecía perdido.

“Hubo un tiempo que fue hermoso, y fui libre de verdad…”

Ese tiempo no desapareció: sigue latiendo en cada línea de código, en cada joystick de dos botones, en cada sonido digital de 8 bits que todavía hace sonreír a quienes vivieron aquellos años felices.

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