El Otro Canon es un repaso por juegos que fueron icónicos en algún momento, pero hoy han sido mayormente olvidados. Tal vez fueron opacados por otros títulos, tal vez su género pasó de moda, lo cierto es que por algún motivo no son parte de la discusión a la hora de hablar de retrogaming. Esta sección es un intento por rescatarlos del olvido y ver si todavía tienen algo para decirnos.
Jungle King (más tarde conocido como Jungle Hunt, y hasta reskinneado como Pirate Pete) es un caso raro de la era dorada de los arcades (1978-1984 aprox). Técnicamente innovador (introdujo el parallax scrolling, con sprites en varias capas avanzando a distintas velocidades) y enormemente exitoso en su momento (con más de 18.000 máquinas vendidas sólo en EEUU), hoy está prácticamente olvidado.
En Jungle King controlamos a Tarzán (si, hoy que el personaje de Edgar Rice Burroughs ha entrado al dominio público lo que podemos decir) a través de cuatro niveles repletos de peligros. Se siente como un proto-plataformero, lo que es extraño porque el género de plataformas había quedado codificado un año antes!
Es que en algún punto, Jungle King es casi un calco oscuro de Donkey Kong, el clásico de Nintendo publicado en 1981. Donkey Kong es un hito fundamental de la historia de los juegos porque unió distintos elementos para dar vida al género de las plataformas. No fue el primer juego con una mecánica de saltar (ese sería el aburridísimo Frogs, de 1978) ni el primero con plataformas a distintas alturas conectadas por escaleras (Space Panic salió en 1980), pero unió los dos elementos para hacer algo que hoy reconocemos perfectamente: un juego en el que tenemos que atravesar los escenarios repletos de peligros usando el salto como herramienta principal.
Jungle King se siente como una involución. Si bien tres de sus cuatro niveles están basados en saltar, en la mayoría de los casos es sólo una cuestión de timing. El primer nivel, que consiste en saltar de liana en liana, demanda solo apretar el único botón de acción en el momento preciso. Recién a partir del segundo nivel cobra sentido el joystick, aunque el timing del botón sigue siendo fundamental: al atravesar un río repleto de cocodrilos, el botón pasa a controlar nuestros ataques con cuchillo. En el tercer nivel toca avanzar por una ladera por la que caen piedras que deberemos esquivar, y el cuarto es una pantalla breve en la que debemos esquivar las lanzas de unos caníbales y rescatar a Jane. Después es vuelta a empezar, con la dificultad más elevada.
La estructura de 4 niveles loopeados es casi idéntica a Donkey Kong. Incluso el objetivo es el mismo: rescatar a una mujer, interés romántico del protagonista. Pero lo que separa a los dos juegos es una filosofía que derivará en dos líneas históricas separadas: en Donkey Kong siempre tenemos opciones. podemos avanzar hacia derecha o izquierda, saltar, subir escaleras o tomar el martillo y golpear a los barriles.No hay un único recorrido válido por sus niveles. Este diseño se repetiría en futuros arcades de plataformas de pantalla única (primero en clones bastante cercanos como Kangaroo, pero luego en los “plataformeros de eliminación” como Bubble Bobble). Mientras tanto, en Jungle King, al estar sobre todo basado en el timing preciso, las opciones son mayormente una ilusión: la única opción es seguir hacia adelante.
Otro paralelismo interesante: tanto Donkey Kong como Jungle King fueron denunciados por infracciones de derechos de autor. El fallo Universal City Studios v. Nintendo es un hito tanto en la historia de los videojuegos como de los derechos de autor, estableciendo que “Kong” es un término lo suficientemente genérico como para no infringir derechos. Taito, en cambio, accedió a los pedidos de los herederos de Edgar Rice Burroughs, y cambió a su clon de Tarzán por un explorador (que aparece en el arte de tapa de los porteos del juego).
Por estas cosas es que me gusta pensar a Jungle King como una especie de “hermano oscuro” de Donkey Kong. Sin embargo, voy a contradecir lo que mencioné al principio: Jungle King no es un proto-plataformero, sino el inicio de una línea evolutiva diferente: los juegos de plataformas para arcades en los que la respuesta es CASI siempre ir corriendo hacia adelante, como Pac-Land, Circus Charlie o Wonder Boy. Y si bien gráficamente los plataformeros de consolas se asemejan más a estos que a la progenie de Donkey Kong, creo que a nivel gameplay la influencia es mucho mayor de los primeros: Super Mario Bros es Donkey Kong con scroll horizontal, no un clon de Pac-Land.
¿Vale la pena jugar Jungle King hoy en día, más allá de su influencia histórica? Difícil decir, sobre todo porque arranca por la parte más aburrida. Me inclino hacia el NO, sencillamente porque hay mejores juegos en los que perder tus fichas virtuales. Pero no me tomes la palabra, abrí tu emulador favorito y frustrate vos también con los saltos de lianas.